El riesgo es una palabra que a los
venezolanos nos asusta mucho. Por diversas razones, no nos gusta tomar
riesgos y menos cuando se trata de nuestro dinero. Sin embargo, es un
elemento que siempre está presente en nuestra vida.
Y
sin duda es también uno de los aspectos más importantes en materia de
inversiones. Es imposible obtener una ganancia o un premio en una
inversión sin asumir un cierto nivel de riesgo.
En
nuestro país, la percepción general de la gente es que el riesgo es la
posibilidad de tener una pérdida. Sin embargo, en finanzas, esto no es
totalmente cierto. En inversiones, el riesgo se define como la
variabilidad que puede existir en los rendimientos esperados.
Es
decir, una inversión es más riesgosa cuanto más variable sea el
rendimiento que podamos esperar de la misma. En este sentido, se puede
decir que riesgo es sinónimo de volatilidad.
El riesgo está hasta en los lugares más seguros
Sin
importar lo que uno decida hacer con sus inversiones, nuestro dinero
siempre está enfrentando algún tipo de riesgo. Por ejemplo, si uno
decide guardarlo bajo el colchón, se estará corriendo el riesgo de la
pérdida en su poder adquisitivo, debido a los efectos de la inflación.
Si
uno decide meterlo a una cuenta de ahorros en un banco, es probable que
suceda lo mismo, y que en el largo plazo no nos alcance para comprar lo
que podíamos adquirir en un inicio.
Cuando
uno invierte en el mercado de valores, ya sea directamente en el
mercado de dinero ( bonos de corto plazo, etcétera), en el de capitales
(principalmente acciones y productos derivados) o a través de sociedades
de inversión, siempre enfrenta un riesgo. Sin embargo, es uno que
afortunadamente podemos medir y decidir si es o no para nosotros.
—¿Cuál es su relación con el rendimiento?
Por
lo general, para poder obtener un mayor rendimiento potencial de
nuestras inversiones en el largo plazo, debemos aceptar una mayor
volatilidad. Por ejemplo, guardar nuestro dinero en una cuenta a plaza
ciertamente reduce nuestro riesgo, pero también nuestra recompensa
potencial. En cambio, invertir en ciertas acciones incrementa la
posibilidad de asumir fluctuaciones en el valor de nuestro portafolio,
pero a la vez incrementa el rendimiento que podremos obtener.
En
resumen, el riesgo en un portafolio de inversiones es inevitable, pero
puede ser medido y manejado. De hecho, el problema central de la teoría
de inversiones consiste precisamente en averiguar cómo podemos maximizar
los rendimientos de nuestro portafolio, dado el nivel de riesgo que
hemos decidido asumir.
— ¿Cómo saber qué nivel es aceptable para nosotros?
La
respuesta es diferente para cada individuo. Existen diversos
cuestionarios que aplican las casas de Bolsa a su clientela para
determinar la tolerancia al riesgo que tiene cada uno de sus
inversionistas. Estos estudios generalmente toman en cuenta tanto
nuestras propias actitudes, como el tamaño de nuestro patrimonio y
nuestro horizonte de inversión.
Generalmente,
si requerimos de una alta liquidez, es conveniente tomar el menor
riesgo posible. Sin embargo, si no necesitamos disponer de nuestros
recursos en varios años, entonces podrá ser conveniente contemplar la
posibilidad de incluir instrumentos de renta variable en nuestro
portafolio.
El peor riesgo que toda
persona puede enfrentar, sobre todo con sus metas a más largo plazo, es
no hacer absolutamente nada con su dinero.
Si
no hace planes para su retiro, para la universidad de sus hijos o para
el resto de sus metas financieras y no ahorra e invierte para
obtenerlas, lo más probable es que jamás pueda realizarlas.
Recordemos
siempre que el riesgo éste siempre está presente en nuestras vidas. Por
lo tanto, no hay que tenerle miedo, sino conocerlo y saber manejarlo a
nuestro favor.
fuente: bancaynegocios.com
febrero 2013